El cuidado de una persona con Enfermedad de #Alzheimer no sólo implica #paciencia y dedicación, sino también aprender a manejar situaciones delicadas como la #higiene personal. Muchas veces, estas tareas pueden generar resistencia, incomodidad o estrés tanto para el cuidador como para la persona cuidada.
A continuación, comparto estrategias probadas para que este proceso sea más #respetuoso, fluido y efectivo en esta entrada: «Consejos prácticos para facilitar la higiene en personas con Alzheimer»
1. Cómo preparar el momento para evitar el rechazo
Hablar directamente de cambiar el pañal o bañar /duchar puede generar #incomodidad o incluso #agresividad, ya que toca aspectos muy personales. Es mejor introducirlo como parte de otra actividad que tenga más #sentido para la persona. Por ejemplo:
- En lugar de decir: «Vamos a cambiarte el pañal», prueba con: «Es hora de arreglarnos para estar listos para desayunar, para ver a tus nietos, para salir al médico.»
- Si solía arreglarse después del desayuno, puedes decir: «Vamos a refrescarnos para empezar el día.»
Estas frases redirigen el foco hacia algo positivo, cotidiano y que tenga sentido para la persona, evitando el rechazo inicial.
2. La importancia del ambiente: reduce el estrés desde el entorno
Un ambiente calmado puede hacer que la persona se sienta más relajada y dispuesta a colaborar. Aquí tienes algunas ideas:
- #Música: Pon canciones que sean familiares para la persona, como aquellas que escuchaba en su juventud. La música no solo relaja, sino que también mejora el estado de ánimo. No siempre funcionan, pero tenemos que probar.
- Aromas: Difunde un olor suave y agradable, como lavanda o cítricos, que ayudan a evocar tranquilidad.
Un entorno positivo marca la diferencia entre una experiencia estresante y una más llevadera.
3. Distracciones que funcionan
Si la persona tiende a mostrarse #inquieta o #ansiosa, darle algo que le guste puede ser una gran ayuda. Algunas opciones que han demostrado ser útiles:
- Un peluche o un cojín suave que pueda sostener durante el proceso.
- Una foto que despierte su interés.
- Una pequeña actividad que le guste, como una tela con diferentes texturas.
Estas distracciones no solo calman, sino que también ocupan su atención, facilitando el momento de la higiene.
4. El lenguaje importa: dignidad ante todo
Las palabras que utilizamos pueden influir profundamente en cómo perciben la situación. Evitar términos que puedan generar vergüenza o incomodidad es crucial. Algunas alternativas:
- En lugar de «pañal», utiliza «vamos a ponerte cómodo o cómoda».
- Cambia «caca» o «está muy sucio» por «te vas a sentir mucho mejor después.»
- Reemplaza «cómo huele» o expresiones negativas con frases como «esto no llevará mucho tiempo, y luego estarás perfecta.»
Pequeños cambios en el lenguaje pueden reducir la resistencia y aumentar la colaboración.
5. Privacidad: respeta su espacio personal
Una de las mayores fuentes de estrés durante la higiene es la sensación de exposición. Para minimizarla:
- Cubre a la persona con una toalla durante el proceso, incluso si se mancha. Esto crea una barrera que le da mayor sensación de control y protección.
- Si está de pie, realiza los cambios de manera gradual, cubriendo las partes del cuerpo que no estés atendiendo en ese momento.
Respetar su privacidad ayuda a preservar su dignidad y reduce su incomodidad.
6. Refuerzo positivo: termina siempre con una nota amable
Cuando completes el proceso, refuerza su autoestima con frases positivas. Por ejemplo:
- «Has estado estupendo, qué bien lo has hecho.»
- «Ahora sí, estás lista para sentirte genial.»
- «Qué guapo o guapa te ves, me encanta cómo ha quedado todo.»
Este refuerzo no sólo mejora la percepción del momento, sino que genera una actitud más receptiva para futuras ocasiones.
7. Ajusta la rutina a su ritmo
Para muchas personas con Alzheimer, los horarios habituales o la fatiga pueden influir en su disposición. Algunas recomendaciones:
- Realiza solo el cambio de pañal por la mañana para evitar estrés innecesario.
- Deja el baño /ducha completo para la tarde, si notas que está más tranquila en ese momento. Muchos cuidadores comentan que el baño vespertino resulta más relajante.
- Intenta que estas actividades coincidan con momentos que solían ser parte de su rutina diaria anterior.
- Si la persona sólo se duchaba/bañaba dos veces a la semana, puede que la mejor opción sea esa.
Conclusión: el acompañamiento profesional como clave
Cada persona con Alzheimer es única. Lo que funciona para unos puede no ser igual de efectivo para otros. Como especialista en Geriatría, trabajo directamente con familias para personalizar estrategias que respeten la dignidad y las necesidades de cada persona.
Si sientes que necesitas apoyo para manejar situaciones como estas o quieres optimizar el cuidado de tu ser querido, estaré encantada de ayudarte.
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Gracias por tu dedicación y por cuidar con tanta empatía y compromiso.
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un abrazo,
Dra. Paola Ríos Germán, PhD
Médico. Especialista en Geriatría. Enfermedad de Alzheimer
Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Máster en Cuidados Paliativos
Doctora por la Universidad Autónoma de Madrid